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¿Cuánto miden las moscas?
Entre el medio milímetro hasta los cinco o seis centímetros de largo, que es el caso de las moscas ‘Panthalmidae’
¿Cuánto pesa una mosca?
Cuando vulgarmente hablamos de peso, realmente nos referimos a la masa (m), para calcular la cual necesitamos saber densidad (δ) y volumen (V). Imaginemos que la densidad de la mosca (y no nos equivocaremos de mucho) es la misma que la del agua, entonces sería de 1g/ cm3. Equiparemos el volumen del insecto a un paralelepípedo de 5 mm de longitud, 2 mm de altura y 2 mm más de grosor; eso daría un total de 20 mm3, es decir, 0,02 cm3.
Calculemos:
- m = δ x V
- m = 1g/ cm3 x 0,02 cm3 = 20 mg
Es decir, que necesitaríamos aproximadamente 50 ejemplares de mosca doméstica para hacer un gramo de ellas, y 50.000 para juntar un kilo, si bien hay que tener en cuenta que la mosca doméstica menor es unos 2 mg. menos pesada. Alguien ha calculado que el mosquito doméstico pesa alrededor de 2,6 mg., y la mosca azul, 23. Algunos tábanos, por lo demás, pueden pesar más de 275 mg.
Los dípteros son muy livianos, sí, pero hay tantos, que representan una cantidad ingente de biomasa. Sepamos, por ejemplo que en una hectárea de encinar puede haber una población de 6 millones de estos animales, lo que representaría una biomasa de 7 kg por hectárea, en peso seco. Ese dato se puede comparar con la biomasa media de mamíferos y aves que, en Europa occidental, es de 5 y 1,3 kilogramos por hectárea, respectivamente.
Por último diremos que los corpúsculos de Meissner (receptores táctiles que se encuentran en gran cantidad en las manos, labios, lengua, pezones, pene y clítoris), un tipo de terminaciones nerviosas en la piel que son responsables de la sensibilidad para el tacto más somero, son capaces de detectar la presión ejercida por un peso mucho menor que los 20 miligramos que dijimos que pesa una mosca.
¿Duermen las moscas?
Dormir consiste en reposar y dejar de comer, de beber, de cuidar a la prole, de mostrarse, en fin, un individuo más vulnerable que nunca ante cualquier peligro, ante cualquier depredador. De ahí los científicos han deducido que el sueño debe de ser algo muy muy importante (¡imprescindible!) para el cerebro, pero todavía no conocemos exactamente todos los secretos.
¿Qué animales duermen? Que lo hacen los mamíferos, está fuera de toda duda. Cada una de las especies de mamíferos duerme el número de horas que le pide el cuerpo, y parece que en eso el tamaño tiene algo que ver, pues los murciélagos marrones por ejemplo lo hacen veinte horas al día, nosotros lo hacemos siete u ocho, a un elefante le bastan con cuatro y las jirafas se apañan con menos de dos.
También duermen las aves (ver foto), los anfibios, los reptiles y hasta los peces, eso sí, cada uno a su manera. Ahora se ha descubierto que el dormir no es exclusivo de los vertebrados, pues también compete a invertebrados como las abejas y las langostas. De hecho… ¡cada vez está más extendida la sospecha de que TODOS los animales duermen, desde el Homo sapiens a las moscas! En cuanto a estas últimas, es difícil SABER a ciencia cierta (e incluso conjeturarlo tiene su riesgo) si realmente duermen: ¿quién es capaz de hacerle un electroencefalograma a una mosca o a cualquier otro insecto?
Por eso los estudios que se hacen al respecto con la mosca (y que no son desdeñables para el estudio del sueño en los seres humanos) se basan principalmente en cuidadosos análisis de las observaciones comportamentales (que han llevado a concluir con razonable certeza no sólo que las moscas del vinagre duermen por las noches, sino que tienen un esquema de descanso no demasiado diferente al de los mamíferos, en tanto en cuanto más del 90% del tiempo de oscuridad permanecen posadas y en reposo) y en los análisis bioquímicos y genéticos (verdaderamente importantes) que se han desarrollado en paralelo al estudio del comportamiento de estos insectos. Sobre esto último, cabe decir que la bioquímica del sueño en las moscas del vinagre y la activación de genes por el hecho de estar dormido o despierto tiene numerosos puntos en común con el que conocemos en los ratones experimentales.
Para conocer con más detalle sobre todo esto (el descanso nocturno de las moscas Drosophila, demostración de que realmente permanecen dormidas durante la mayor parte de la noche), hay que conocer los interesantísimos estudios que en su día publicaron dos grupos de científicos: J. Hendriks y sus colaboradores en la revista Neuron y Giulio Tononi y sus colegas en la revista Science.
Ahora sabemos que las moscas…
Después de cinco minutos de reposo en la oscuridad, resultan más difíciles de asustar que cuando no están descansando (el estímulo necesario para despertarlas cuando llevan un buen rato dormidas, debe ser de una intensidad considerable).
Descansan diez horas por la noche, y si se las impide dormir, en las 24 horas siguientes intentan recuperar el sueño perdido, igual que procuramos hacer los humanos y, al igual que los humanos, del dormir poco y mal surgen patologías que demuestran la necesidad de esta actividad fisiológica.
Si las moscas toman cafeína, duermen mal; si toman hipnóticos duermen mucho.
Las jovencitas (menos de tres días de existencia) pasan la mayor parte del tiempo dormidas; las jóvenes y adultas descansan un tiempo razonable; las ancianas (33 días o más), apenas duermen. En general, es un esquema no demasiado diferente del de los mamíferos.
Pero… ¿Por qué se investiga con moscas para saber del sueño de los humanos? Porque a pesar de que hace casi 600 millones de años que nuestros ancestros humanos se distanciaron de las moscas, ya hemos dicho que las diferencias entre ambas especies, en cuanto a lo que al descanso concierne, no parecen ser tan diferentes, y la genética de las moscas del vinagre es muy bien conocida y se puede actuar sobre ella con poderosas herramientas, y la facilidad de cultivo y de reproducción de ellas permite estudiar las variaciones que se producen en varias generaciones en muy poco tiempo. Se convierten, por tanto, en un modelo experimental muy interesante para analizar los mecanismos íntimos del sueño de los mamíferos. Quizás, incluso, sirvan para probar terapias contra las patologías del dormir antes de hacer pruebas en los mamíferos y, tal vez, el modelo hasta permita contestar a la pregunta ¿para qué sirve dormir?
A medida que han ido evolucionando todas las especies animales, lo ha ido haciendo también su sueño. Por ejemplo, el de los humanos no sólo presenta sueño de ondas lentas, sino también otras fases cuando los ojos realizan movimientos rápidos y cuando sueñan. El movimiento rápido de ojos, o sueño REM (Rapid Eye Movements), generalmente llega más tarde, después de períodos de un intenso sueño de ondas lentas. Otros mamíferos también experimentan una mezcla de sueño REM y no REM, al igual que los pájaros. Las moscas del vinagre no parecen andar muy lejos. La hipótesis es que sus neuronas se parecen a las humanas en que ambas producen, durante parte de la noche, esa actividad eléctrica de baja frecuencia que llamamos sueño de ondas lentas; las moscas son, según el investigador Marcus Frank, “animalillos que parecen disfrutar de episodios oníricos”. Está claro que si se termina de demostrar que el sueño se da tanto en vertebrados como invertebrados, el corolario sería que dicha actividad surgió muy temprano en la historia de la evolución animal.
¿De qué se alimentan las moscas?
La mayoría de los adultos son polífagos, encontrándose sobre muy diversos tipos de sustancias. Algunos son saprófagos: en ecología se llama saprotrofia a la dependencia que muchos organismos, llamados saprótrofos, tienen para su nutrición de los residuos procedentes de otros organismos, tales como hojas muertas, cadáveres (entonces el animal sería también necrófago) o excrementos (el animal sería coprófago). También se puede llamar al fenómeno saprobiosis y a los organismos que lo representan, saprobios (generalmente usado como adjetivo) o saprobiontes.
Entre los saprótrofos pueden distinguirse los saprótrofos obligados, es decir, aquellos que no tienen otra manera de recabar nutrientes, y los saprótrofos facultativos, aquellos que durante la mayor parte de su vida emplean otro medio de nutrición y sólo son saprótrofos durante un fase.
Es muy frecuente que las moscas se reúnan sobre cúmulos de materia en descomposición, o en los vertederos de ciertas industrias ricas en materiales orgánicos. Lo que nosotros consideramos desechos y basura, constituyen para ellas lugares de encuentro nupcial o salas de banquete. Los cúmulos de desechos y el estiércol funcionan como incubadora porque, al fermentar, producen el calor necesario para el desarrollo del embrión y el crecimiento de las larvas.
Pero las moscas también pueden alimentarse de plantas (fitófagos), del néctar (nectívoros o nectarívoros; en la fotografía, una mosca de las flores) o de la sangre de sus parasitados (hematófagos).
Las moscas… ¿hacen pipí, caca, se tiran pedos?
No parece que se pueda realmente decir que las moscas hagan pipí. No les faltan los riñones, que son cuatro tubos largos llamados de Malpighi, que se extienden por toda la cavidad abdominal y están bañados por la hemolinfa. Una única fibra muscular se envuelve alrededor de cada tubo, lo que le permite moverse dentro de la cavidad. Estos tubos delgados que se extienden por todo el cuerpo están involucrados en el proceso de excreción y su posición suspendida en la hemolinfa les permite filtrar y purificar la hemolinfa que las envuelve. El filtrado es rechazado en el colon y cuando alcanza el recto, el agua y las sales minerales esenciales son reabsorbidas, dejando atrás los residuos nitrogenados, que se liberan junto con las heces o defecaciones por el ano. Estos excrementos, pues, están bastante secos porque antes de salir han perdido su humedad gracias a la reabsorción del agua por las paredes del recto.
En cuanto a las flatulencias, estas son las acompañantes normales de cualquier digestión. Las moscas no constituyen la excepción a la regla: se tiran pedos como el resto de animales.